El sistema inmune permite mantener el equilibrio interno frente a agresiones externas (agentes patógenos o contaminantes) e internas (células cancerosas) permitiéndonos evitar enfermedades.
En el ser humano estás defensas están compuestas por dos grandes grupos:
1. Sistema inmune innato (neutrófilos, macrófagos, basófilos, etc.): Actúan de forma general activando citoquinas inflamatorias y combaten las agresiones mediante fagocitosis y liberación de sustancias tóxicas para los agentes patógenos.
2. Sistema inmune adquirido (linfocitos y anticuerpos): Este tipo de células inmunes se adaptan reconociendo a patógenos específicos (memoria inmunitaria) y tratándolos con una respuesta mejorada.
Sin la ayuda de este sistema no podríamos sobrevivir como modos de vida compleja, pero incluso está presente incluso en microorganismos y bacterias.
Interacción entre sistema nervioso y sistema inmune
Hace tiempo que se conoce la conexión entre estos dos sistemas, incluso se está trabajando en una nueva ciencia llamada psiconeuroinmunología que por ejemplo ha descubierto que hay hormonas con acción antinflamatoria. En una reciente investigación se ha comprobado que el nervio vago forma parte de un denominado “reflejo inflamatorio”. Esto significa que existe un circuito neuronal que mantiene el equilibrio del sistema inmune. Normalmente una activación excesiva del sistema nervioso puede provocar enfermedades debido a una inmunodepresión.
– El descanso es uno de los factores que más afecta al sistema inmune, incluso una modesta pérdida de sueño puede influir negativamente en el sistema inmune (estudio, estudio)
– Las situaciones estresantes son perjudiciales para el sistema inmune (estudio). Estas pueden ser exámenes, situaciones personales, viajes e incluso los tensos días previos a competiciones importantes pueden aumentar el riesgo de enfermedades.
– Estrategias de control del estrés y relajación consiguen disminuir la concentración de cortisol y aumentar la efectividad del sistema inmune (estudio)
– El aprendizaje y utilización de estas técnicas mejoran el estado de ánimo y equilibrio del sistema nervioso, haciendo que los cambios positivos en el sistema inmune se mantengan en el tiempo, sobre todo en la actividad de las células NK (estudio)
Ejercicio físico y sistema inmune
El efecto del entrenamiento puede dividirse en efecto agudo (a corto plazo) o crónico (medio o largo plazo).
Efecto Crónico:
Es el que menos dudas ofrece ya que el ejercicio físico refuerza al sistema inmune (estudio) a medio y largo plazo. Las personas que entrenan con regularidad sufren menos enfermedades que las no entrenadas según casi todas las investigaciones (estudio). Incluso está demostrado que ejercicio moderado e intenso retrasan el envejecimiento de nuestras células T (estudio)
Un estilo de vida físicamente activo reduce la incidencia de enfermedades transmisibles (infecciones bacterianas y virales) y no trasmisibles (por ejemplo, el cáncer) ya que la competencia del sistema inmune se muestra reforzado (estudio).
En el caso de los Linfocitos NK (Natural killer) es especialmente beneficioso el efecto del ejercicio. Se trata de grandes células que destruyen tumores y células infectadas por virus sin necesidad de estimulación antígeno específica.
Fundamentalmente debido a esta activación se explica el gran efecto protector del ejercicio frente al cáncer. Recientes investigaciones proponen la actividad física como un adecuado medio de prevención y terapia adyuvante (estudio). Incluso un reciente meta-estudio ha asociado claramente la actividad física con la desaparición de riesgo de al menos 13 tipos de cáncer.
Efecto Agudo:
Muchos de nosotros hemos estado enfermos y habremos dudado si entrenar o no. Según la evidencia científica intentaremos dar respuesta.
– El ejercicio extenuante puede crear una “ventana abierta” de inmunidad (entre 2-3h), que puede aumentar el riesgo de infección (estudio)
– El descenso afecta sobre todo al sistema inmune adquirido y se ha demostrado que estaba disminuido incluso 48h después de una prueba de triatlón en distancia ½ Ironman (estudio). Este efecto puede incluso volverse crónico por el efecto del sobre-enrenamiento y cortisol.
– El ejercicio físico intenso y de larga duración produce inmunodepresión después de su realización y aumenta las posibilidades de infección (estudio), muchas de las células inmunes migran hacia el musculo dañado (estudio) dejando debilidades en otras zonas (es decir, es más perjudicial un entrenamiento de carrera que de bicicleta por el mayor daño muscular)


– Los anticuerpos (también conocidos como antiglobulinas) pueden disminuir con el ejercicio exigente, sin embargo si este es de corta duración aunque se realice a mucha intensidad (aproximadamente 30 min) parece no afectar negativamente al sistema inmune (estudio)
– La deficiencia de IgA está asociada a un incremento de infecciones del tracto respiratorio superior (ITRS) muy habitual en deportistas (estudio, estudio)
- Efecto positivo:
– Se ha demostrado que un ejercicio de intensidad moderada como caminar rápido, reduce los días de enfermedad respecto a mantenerse sedentario (estudio)
– El deporte de larga duración y baja intensidad no debería ser inmunodepresor, sin embargo el incremento de cortisol y disminución de glucosa en plasma producen un descenso de células inmunes que puede paliarse mediante la ingestión de hidratos de carbono durante y posterior al entrenamiento (estudio)
– Según un reciente meta-analisis el descenso de células del sistema inmune en la sangre pueden deberse a una redistribución de estas en las zonas mas conflictivas como tejidos periféricos involucrados en el ejercicio y mucosas (control de IgA salival) durante 1-2h. Pero realmente no supondría una supresión del sistema inmune, sino un estado de vigilancia y aumento de protección de zonas mas conflictivas.
RESUMEN:
Ø El ejercicio físico moderado produce una activación del sistema inmune a corto plazo, por lo que hacer un entrenamiento de baja carga siempre que no tengamos fiebre, puede ayudar, pero nunca forzando y sintiendo malestar durante la actividad. Cada uno tenemos un umbral de estimulación por lo que es imposible dar una recomendación general
Ø El ejercicio físico a largo plazo es una segura ayuda contra cualquier enfermedad y un eficaz medio de prevención tumoral
Ø El entrenamiento exigente supone un descenso del sistema inmune, sobre todo de las inunoglobulinas A y estas son las principales protectoras del tracto respiratorio superior, por eso los resfriados son tan habituales en deportistas.
Ø Altas cargas de entrenamiento pueden provocar descenso del sistema inmune incluso de varios días. Si este es continuo (estado de sobre-entrenamiento) provocará un efecto inmunodepresor mantenido. Es muy común ponerse enfermo después de un periodo de competiciones de varios días


Ø La relación estrecha con el sistema nervioso también implica que en épocas de alto estrés se debe tener mayor precaución. Sin embargo, la realización de actividades relajantes favorece el fortalecimiento del sistema inmune.